Publicado el 15 de mayo de 2020

El agravamiento de la violencia estructural contra los pueblos indígenas amazónicos en el Perú

Daniel Quiñonez Oré

Abogado y Magister en Antropología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Director de Derecho Crítico.

I

Desde hace varias semanas, vienen apareciendo a través de las redes sociales y no de la gran prensa nacional, los llamados de ayuda y urgencia sobre la situación actual de los pueblos indígenas amazónicos. Debido al contexto actual de la pandemia global que derivó en la declaratoria de estado de emergencia sanitaria a nivel nacional, diversas organizaciones sociales, colectivos ciudadanos, ONGs, así como organizaciones y líderes indígenas, vienen exigiendo la intervención directa y efectiva del Estado ante el peligro inminente que significa esta pandemia global en contra de los pueblos indígenas amazónicos.

Y es que la situación de los pueblos indígenas en la amazonia peruana dista mucho de la situación en la que nos encontramos la mayoría de ciudadanos. Más allá de los aspectos culturales, reflejados en las tradiciones y cosmovisiones propias de dichos pueblos, existen importantes y significativas brechas en cuanto al acceso a servicios básicos que los pueblos indígenas adolecen, lo cual a todas luces hace que su situación, en tiempos de Covid-19, sea especialmente vulnerable. Lo mencionado ha llevado certeramente a afirmar que el estado de la situación actual configura un triple riesgo para los pueblos indígenas amazónicos, reflejados en la desaparición física, el etnocidio y la inseguridad alimentaria (Yeckting y Correa: 2020, 122).

Ante lo descrito, creo que resulta necesario denunciar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los pueblos indígenas, para lo cual es importante advertir las graves falencias estructurales que los golpean, inclusive, en tiempos de “normalidad”.

II

La grave situación en la que se encuentran los pueblos indígenas de la amazonia peruana, puede ser advertida de la revisión de dos fuentes de información de alcance nacional, las cuales cuentan con detalles específicos sobre las brechas en salud, infraestructura, comunicaciones, educación, así como entre otros aspectos.

Uno de las fuentes señaladas es el censo nacional del año 2017, el cual brinda interesantes datos sobre la situación actual de los pueblos indígenas amazónicos. Así, sobre el rubro de salud, podemos apreciar lo siguiente:

Fuente: III Censo de Comunidades Nativas 2017.

Del total de comunidades nativas censadas, se puede apreciar que solo el 32% cuenta con un establecimiento de salud, siendo que el 67% no cuenta con ninguno. Es decir, más de la mitad de los pueblos indígenas amazónicos no cuentan con un establecimiento de salud en su territorio, lo cual teniendo en cuenta las características del territorio indígena, así como los precarios medios de transporte y comunicación existentes en la selva, hacen que no solo las emergencias, sino los problemas usuales que pueden afectar a cualquier ser humano, no siempre sean tratados a tiempo y de manera adecuada.

El 67% que no cuenta con un establecimiento de salud tiene que hacer frente, en tiempos de “normalidad”, a enfermedades tropicales y propias de la región, como es el caso del dengue, cuya mortalidad en la selva y en los pueblos indígenas amazónicos antes de la pandemia creció exponencialmente (919 casos por semana en la región), tal como se muestra en el siguiente cuadro elaborado por Ojo Público:

Fuente: https://ojo-publico.com/1637/el-dengue-golpea-el-corazon-mas-vulnerable-de-la-amazonia

Es decir, antes de que la pandemia global afectará a nuestro país y demostrará las graves carencias de nuestro servicio de salud pública, la selva estaba atravesando por uno de los procesos más complicados de la aparición del dengue. Ello, no cabe duda, afectó de una manera mucho más agresiva a las poblaciones vulnerables de la zona, entre las cuales se encuentran los pueblos indígenas.

Si tenemos en cuenta que más de la mitad de los pueblos indígenas amazónicos no cuenta con un establecimiento de salud, no debe sorprendernos que los menores de edad que acuden a estudiar en sus comunidades, no cuenten con las condiciones mínimas de salubridad:

Fuente: III Censo de Comunidades Nativas 2017.

En cuanto al abastecimiento de agua en las instituciones educativas, el 60,8% no cuenta con agua por red de tubería ni agua de pozo, siendo que solo el 7,7% cuenta con baño conectado a la red pública; lo cual significa que la mayoría de escolares deben hacer sus necesidades en letrinas y pozos sépticos. Para aquellos que hemos ido más de una vez a los territorios de los pueblos indígenas, podemos dar fe de las paupérrimas condiciones de salubridad que muchos niños y niñas indígenas padecen. Es decir, además de las falencias educativas por la existencia de escuelas unidocentes con graves déficits en infraestructura y contenido educativo, debemos sumar las malas condiciones de salubridad que, en este contexto de Covid-19, pone en evidente peligro a los menores, cuyos índices de nutrición se encuentran muy por debajo del promedio nacional. La situación descrita, hace impensable que recomendaciones como el lavado de manos y la adopción de medidas básicas de higiene en el contexto de la emergencia sanitaria actual, sea posible de ser cumplida por los pueblos indígenas amazónicos.

En cuanto a comunicación, el panorama es nada alentador:

Fuente: III Censo de Comunidades Nativas 2017.

Solo el 2,9% de los pueblos indígenas cuentan con conectividad a internet, 19,9% tiene acceso a telefonía pública (los conocidos Gilat en las comunidades nativas) y solo el 0,5% cuenta con acceso a telefonía celular. En contextos de emergencia nacional, en donde la comunicación es vital, así como de acceso a información para los escolares, la conectividad es una grave falencia que en tiempos de “globalización” trae consigo evidentes injusticias e inequidades sociales.

Solo haciendo referencia a salud y conectividad, podemos evidenciar que la situación de los pueblos indígenas amazónicos dista mucho de la “normalidad” a la cual estamos acostumbrados. Como hemos podido apreciar, existen importantes brechas que el estado peruano a la fecha no ha logrado reducir en beneficio de los pueblos indígenas de la selva. Sin embargo, aquellos no son las únicas falencias de las que adolecen las comunidades nativas. Existe, al respecto, un interesante informe que la Presidencia del Consejo de Ministros ha elaborado como consecuencia de la promulgación del Decreto Supremo N° 139-2019-PCM del 26 de julio de 2019, el cual declaró de prioridad y urgencia nacional la elaboración de un Diagnóstico y un Plan de Cierre de Brechas para la población del ámbito petrolero de las provincias de Datem del Marañón, Loreto, Alto Amazonas, Requena y Maynas, del departamento de Loreto.

Si bien el diagnóstico se enfoca en algunas de las provincias del departamento de Loreto, las cuales se encuentran dentro del ámbito de las industrias extractivas petroleras, el informe final muestra interesantes resultados:

Resultados del Plan de Cierre de Brechas de la PCM: DS N° 139-2019-PCM.

Las cifras hablan por sí solas. No es necesario escribir más oraciones para advertir que aun en condiciones de “normalidad”, la situación de los pueblos indígenas es a todas luces lamentable. Incluso para aquellas poblaciones que se encuentran en el ámbito petrolero quienes, en virtud de los principios y prácticas de la responsabilidad social, deberían tener beneficios producto de la explotación de sus territorios. Tal como se desprende el cuadro citado, el 88% de las comunidades nativas que participaron del estudio requieren una mejora en su sistema de agua y saneamiento, lo cual quiere decir que muchas de estas poblaciones no consumen agua potable ni agua debidamente tratada, ni cuentan con un sistema de saneamiento en condiciones adecuadas ni salubres. Llama la atención también que el 75% de las comunidades no cuenten con servicios de telecomunicaciones y que, si bien es cierto, un poco más de la mitad de estas poblaciones cuentan con electrificación, casi la totalidad de esta es proveída por las empresas extractivas, lo cual plantea la interrogante sobre cuál suministro de electricidad gozarán las comunidades ante el eventual retiro o cierre de una empresa petrolera.

Debo manifestar que yo participé en la realización de algunos de los talleres del referido diagnóstico. Por temas laborales se me designó como parte del equipo de apoyo que viajó a las comunidades de la zona a fin de recabar la información. En uno de los talleres en los que participé, en la Comunidad Nativa Belén, ubicada en el río Tigre a 5 horas en deslizador desde Nauta, pude tener contacto directo con las opiniones y reclamos del pueblo indígena Kiwcha visitado. Así, las fotos que realicé en esa ocasión constituyen una importante muestra de lo que me encuentro explicando:

Fotografía propia

Fotografía propia

Las fotos tomadas fueron producto de una dinámica realizada con los ciudadanos que residen en una comunidad nativa. Como consecuencia del taller, pude evidenciar que la población indígena residente en dicha comunidad no contaba con los más elementales y básicos servicios. La gran mayoría denuncia las falencias en infraestructura (conectividad fluvial, caminos, agua y saneamiento, telefonía y electrificación rural), recursos sociales (puestos de salud, programas sociales, educación) y en medio ambiente y territorio (titulación, recursos naturales, afectación ambiental y cambio climático).

Las comunidades nativas que visité en aquella ocasión, así como otras que he visitado a lo largo de los casi 5 años que tengo viajando por temas laborales a territorios indígenas (aplicando, si se quiere el recurso antropológico del “estar allí” discutido con interesantes argumentos por la antropología posmoderna), ratifican el diagnóstico personal que tengo desde hace algún tiempo sobre la situación de los pueblos indígenas amazónicos: La situación de violencia estructural en la que viven desde la creación de la república. 

III 

¿A qué se debe que los pueblos indígenas amazónicos no cuenten con los servicios públicos básicos y elementales que su condición de ciudadanos peruanos debería permitirles? ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, la promesa de la “modernidad” y el “desarrollo” no sea tangible para miles de pueblos indígenas amazónicos que no cuentan con servicios de agua y saneamiento, salud, infraestructura y comunicación? ¿Por qué a pesar de los años de explotación de los recursos naturales ubicados, en la mayoría de casos, dentro de territorios indígenas estas poblaciones no han gozado de condiciones mínimas de desarrollo?

Estoy seguro que estas y otras preguntas resuenan en nuestra cabeza cuando advertimos y, sobre todo, conocemos in situ la situación de los pueblos indígenas amazónicos. Ante ello, considero que estas poblaciones se encuentran bajo un contexto de violencia estructural que, en tiempos actuales de pandemia global y sanitaria, los coloca en una situación de grave vulnerabilidad que puede conllevar a consecuencia catastróficas.

La categoría de violencia estructural fue elaborada por Johan Galtung, en un prestigioso artículo titulado Violence, peace and peace research en el año 1969. En dicho artículo, Galtung diferencia diversos tipos de violencia ejercida en las organizaciones sociales, desde la física y psicológica, hasta la personal y estructural. En cuanto a este segundo grupo, Galtung brinda diversos elementos que ayudan a determinar en qué categoría nos encontramos, siendo que la violencia personal es dinámica, directa y explícita, mientras que la violencia estructural es silenciosa, constante y no explícita (Galtung: 1968, 173). En términos sencillos, estamos ante supuestos de violencia estructural cuando la violencia no es producida directamente por una persona hacia otra (supuesto de violencia personal), sino cuando esta se construye dentro de una estructura que muestra una situación de inequidad y desigualdad de poder, teniendo como consecuencia la producción de desigualdades e inequidades en las oportunidades de vida y desarrollo (Galtung: 1968, 171).

Así, siguiendo a Galtung, una muestra evidente de violencia estructural se presenta cuando una determinada parte de la sociedad no cuenta con servicios básicos como salud y educación, no contando con los mecanismos adecuados a través del cual se podrían canalizar estas demandas. Estas falencias y carencias deben ser objetivamente evitables. Para ello, Galtung señala expresamente que “el punto importante aquí es que si las personas están hambrientas cuando es objetivamente evitable, la violencia es cometida” (Galtung: 1968, 171). Es preciso tener en cuenta que esta violencia estructural no es casual, sino que es producida directamente por la agencia humana, la cual se desarrolla a través de estructuras que reflejan una desigual e inequitativa distribución del poder en la sociedad (Ho:2007, 4).

El hecho de que la violencia ejercida sea objetivamente evitable quiere decir que, a pesar de los avances tecnológicos y el desarrollo económico alcanzado, no se haya provisto a favor de la ciudadanía de los más elementales y básicos servicios públicos. Así para Ho, esta situación podría considerarse como un supuesto caso de violencia contra derechos fundamentales (Ho: 2007, 6), la cual se presenta de manera constante en detrimento de las poblaciones menos favorecidas.

¿Es objetivamente evitable la situación en la que viven los pueblos indígenas amazónicos en el Perú? Una de los discursos que más arraigo existe en nuestro país por parte de las élites es la fortaleza macroeconómica del Perú, obtenido como resultado de un “manejo responsable de la economía”. Teniendo en cuenta dicho razonamiento y discurso que enorgullece a las élites en aras de la función legitimadora del modelo económico, este éxito macroeconómico que llevó al Perú a ser una de las “economías más sólidas de la región”, ¿no constituye evidencia objetiva que revela una situación de violencia estructural contra los pueblos indígenas amazónicos, quienes no cuentan con los servicios básicos que su condición de ciudadanos peruanos les debe permitir? ¿No resulta vergonzoso y condenable que existan poblaciones originarias, cuyos territorios han servido de fuente de la robustez macroeconómica del Perú y que, por el contrario, no cuenten con agua, saneamiento, telecomunicaciones y demás servicios básicos?

Si bien es cierto siempre se presentan razones y particularidades en cada caso, desde la lentitud en los procesos en el Estado, la corrupción y burocracia de las instituciones públicas, la inoperatividad por parte de los gobiernos regionales y locales, hasta también lo complicado y difícil que, algunas veces, puede resultar concertar y coordinar con organizaciones indígenas, desde mi punto de vista no existe justificación alguna que pueda soslayar la responsabilidad política del Estado en no proveer de los servicios básicos esenciales a los pueblos indígenas de la amazonia peruana.

IV 

Estoy seguro que muchas personas desean que esta situación de confinamiento e incerteza que ha producido el Covid 19 se acabe de una vez. Muchos extrañan la vuelta a la “normalidad”. Si bien es cierto, la vuelta a la “normalidad” puede traer comodidades a gran parte de la población urbana en el país, esa vuelta a la “normalidad” de los pueblos indígenas amazónicos dista mucho de gozar de las comodidades que se extrañan. Desde antes de la pandemia sanitaria, la situación de las comunidades nativas en la amazonia peruana ha venido presentando graves falencias que deben ser atendidas de forma prioritaria y urgente.

Que el escenario post pandemia y la vuelta a la “normalidad”, no nos haga perder de vista ni olvidar la grave situación que por muchos años los pueblos indígenas amazónicos vienen padeciendo en nuestro país.

BIBLIOGRAFÍA

Galtong, Johan (1969). Violence, Peace and Peace Researche en Jornal of Peace Researche, vol. 6, n° 03, pp. 167-191.

Ho, Kathleen. (2007). Structural Violence as a Human Rights Violation en Essex Human Rights Review Vol. 4 No. 2, pp. 1-17.

Instituto Nacional de Estadística (2018). III Censo de Comunidades Nativas 2017. Lima: INEI.

Presentación de los resultados del Plan de Cierre de Brechas de la PCM: DS N° 139-2019-PCM.

Yeckting, Gabiola y Correa, Norma. Pueblos indígenas amazónicos y COVID 19- La urgencia de una respuesta diferenciada a la emergencia en Por una nueva convivencia: La sociedad peruana en tiempos del Covid 19: Escenarios, propuestas de política y acción pública. Lima: Grupo temático de Ciencias Sociales: RM N° 213-2020-MINSA, pp. 117-139.