Daniel Alonso Almeyda Velásquez. Profesor de Filosofía del Derecho. Bachiller en Filosofía y magister en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Publicado: Domingo 7 de junio de 2020
Foto: Diario Perú21.
Francisco Miró Quesada Cantuarias: Una sociedad justa es una sociedad sin clases sociales
A un año de su partida. Francisco Miró Quesada Cantuarias tenía 100 años y falleció el 11 de junio de 2019. En el Libro homenaje Lógica, razón y humanismo de 1992, con motivo de la celebración de sus 70 años, Luis Felipe Alarco en la Semblanza lo describe: “Como filósofo es considerado con justeza como el pensador más completo y enterado del Perú, y el de mayor prestigio en el ámbito internacional.”[1] El homenaje en círculos filosóficos por sus 100 años y los escritos a un año de su partida muestran sin duda que lo ha sido hasta el final de sus días.
En esta oportunidad, se presenta un breve resumen de la fundamentación racional de la ética de Francisco Miró Quesada Cantuarias a efectos de repensar un cambio en nuestras instituciones sociales, jurídicas y políticas en vista de que la emergencia sanitaria ha mostrado las inequidades de la actual sociedad occidental, particularmente se expone la cuestión de la moralidad de la existencia de las clases sociales.
El proyecto de autotelia
El proyecto autotélico de Francisco Miró Quesada Cantuarias concibe al hombre como capaz de forjar su propio destino mediante el uso de la razón. Este principio inspira toda su filosofía. En efecto, lo que lo hace un gran filósofo es que se encaminó como los grandes filósofos en la búsqueda de la fundamentación racional –un principio supremo– del conocimiento de la realidad y de la conducta humana.
Una fundamentación racional significaba descubrir el principio que permitiera conocer la realidad y establecer la mejor manera de vivir. Esta unidad completa de la facultad de la razón teórica como práctica residirá en el conocimiento de la realidad física: la simetría. Esta propiedad es convertida en principio de conocimiento y principio moral. Y esta unidad se fundamenta en que la razón solo puede ser una; si la razón es una, entonces, conocer cómo funciona la razón en la constitución de la ciencia, nos permitirá saber cómo funciona la razón en la constitución de la moralidad.
Fundamentación racional de la ética
En torno a la filosofía moral, la fundamentación racional consiste en alcanzar un criterio de la corrección moral que sea de validez universal y necesaria. Ensayo de una fundamentación racional de la ética[2] de 2003 es la culminación de su trayectoria filosófica donde termina por delinear ese criterio moral.
Francisco Miró Quesada Cantuarias parte de la seguridad del conocimiento científico y da cuenta de la presencia de la simetría –propiedad común– en las fórmulas que describen los fenómenos físicos. Así, la simetría se convierte en principio supremo que permite el conocimiento de la realidad, pues cumple dos funciones: “ha constituido un criterio de objetividad y ha hecho posible la unificación de teorías que parecían incompatibles”[3], añadiendo que, “es innegable que, de acuerdo con sus notas constitutivas, los resultados del conocimiento científico deben ser iguales para todos los sujetos cognoscentes. Y esto es lo mismo que decir que si el conocimiento de la realidad física cumple el principio de simetría, entonces es verdadero”[4].
Este principio del conocimiento científico es trasladado al conocimiento práctico. Entonces, aplicando el principio de simetría se tiene que “si un comportamiento es simétrico, entonces es moralmente válido”[5]. Esa aplicación es ilustrada de la siguiente manera:
“Si se intenta, por eso, fundamentar racionalmente la ética, tiene que buscarse, de manera inevitable, principios universales. Pero si un principio de comportamiento es universal, quiere decir que se aplica a todas las personas por igual, de manera que si la persona A exige a la persona B que se comporte de acuerdo con la norma N, B tiene el mismo derecho moral (o jurídico, según los casos) de exigir a A que, en igualdad de circunstancias, se comporte de acuerdo con la conducta descrita por N”[6].
El principio de simetría es ahora el principio supremo de la razón teórica y práctica. Luego de haber demostrado que la simetría es condición suficiente de la moralidad, observa que no es una condición necesaria:
“hay normas que pueden ser justas pero no simétricas. Por ejemplo, es justo que los padres velen por el bienestar y la educación de sus hijos, o que el incapaz mental reciba la ayuda que requiere. En estas normas tienen vigencia ética universal y se incluyen en los más diversos sistemas jurídicos. Pero quienes reciben estos beneficios no están obligados a proceder simétricamente”[7].
La condición necesaria es la no arbitrariedad. Pese a la borrosidad y aspectos oscuros del concepto, lo relaciona con las actuaciones en contra de la voluntad de las personas y a tratar a las personas como un fin en sí y no como un medio (la máxima kantiana).
De todo lo dicho se desprende su definición de justicia: “una norma es justa cuando es simétrica y no arbitraria”[8]. Los principios alcanzados en la ética se aplicarán a otros campos de la vida práctica como el derecho y la política.
En suma, la originalidad de su filosofía moral es el haber sostenido que la validez de las normas morales se mide de conformidad con un principio obtenido del conocimiento de la realidad física, es decir, la simetría, que luego es elevada a principio racional (teórico y práctico).
La sociedad justa es una sociedad sin clases sociales
¿Alguien sensato podría sostener que existan clases sociales? ¿Podría además proponer que las clases sociales no deberían existir para que tengamos una sociedad justa? Existe un pensamiento conservador, contrario al progreso y a la humanitas, que niega una respuesta afirmativa a la primera pregunta con lo cual, a su vez, impide reflexionar sobre la moralidad de las actuales relaciones sociales a las que apunta la segunda pregunta.
El punto de partida de cualquier reflexión filosófica es conocer la realidad o reconocer los hechos, así nos parezcan desagradables y vayan contra nuestras preconcepciones. Un pensamiento que se construye cimentado en la negación de la realidad es una ideología.
Efectuando un repaso de la historia del hombre, Francisco Miró Quesada Cantuarias nos informa que las sociedades han sido asimétricas –y también arbitrarias–, pero ese estado ha ido cambiando hacia la simetría. En nuestros tiempos, ese estado deseable de la vida práctica no se ha logrado de todo. Vivimos en el sistema capitalista caracterizado por su insensibilidad hacia el otro y guiado por el interés económico. En ese recuentro histórico, nos da a conocer una sociedad que satisfaría al principio ético de simetría:
“La fascinación que han ejercido en el mundo intelectual las doctrinas socialistas se debe a que la sociedad sin clases es, de todas las sociedades posibles, la más simétrica, es decir, la más racional y, por ende, la más justa. En ella, todas las reglas colectivas de comportamiento son simétricas, y la prepotencia de los poderosos ha desaparecido. El ideal de lograr esta meta abre la posibilidad de pensar que la historia tiene un sentido.”[9]
Francisco Miró Quesada Cantuarias no compartirá el método violento que se ha recurrido para lograr una sociedad simétrica, sin clases sociales, puesto que una sociedad justa no puede lograrse mediante la instauración previa de una sociedad injusta.
“¿Significa esto que la sociedad sin clases no es sino un producto de imaginaciones calenturientas que no podrá nunca llevarse a la práctica? ¿Tendrá que resignarse la humanidad a vivir siempre en una sociedad capitalista, es decir clasista, en la que el valor de lo económico ocupa el más alto rango? (…) Quienes aspiran a fundamentar la ética de manera racional, superando las limitaciones de los sistemas basados en una ética material de valores, deben tener en cuenta estas dificultades, porque dicha fundamentación conduce a los dos principios supremos de la eticidad: el principio de simetría y el principio de no arbitrariedad. De estos dos principios se deduce que el único tipo de sociedad que puede forjarse de acuerdo con ellos es la sociedad sin clases.”[10]
Si lo justo es lo no arbitrario y simétrico, entonces, al no aparecer estas propiedades en las relaciones sociales contemporáneas; la sociedad actual es injusta, porque hay privilegios sociales que unos pocos tienen y estas se manifiestan en las clases sociales. “La esencia del privilegio es la asimetría”[11].
En esta filosofía moral debemos distinguir dos cuestiones: (i) el criterio moral y la (ii) la realidad social. El criterio moral (principio de simetría y no arbitrariedad) de Francisco Miró Quesada Cantuarias puede ser criticado por ser estrecho para juzgar la moralidad de las innumerables formas de la praxis humana, pero contribuye a esa búsqueda de la mejor manera de vivir, sin duda es un gran aporte a la reflexión ética. En relación con la realidad social, esta ha sido descrita de forma objetiva: existen un sistema económico que vela por sus intereses y sostiene clases sociales que tienen privilegios.
Podemos discrepar del criterio moral de Francisco Miró Quesada Cantuarias, sin embargo, desde cualquier perspectiva moral de las que se han elaborado como las éticas de la felicidad o de la justicia, todas coinciden en reconocer la existencia de esa realidad social y sobre su moralidad concluyen que no debe ser.
¿Cómo lograr poner fin a la explotación y abuso de una mayoría por una minoría? ¿Cómo construir una sociedad justa o simétrica, sin clases sociales privilegiadas? Francisco Miró Quesada Cantuarias plantea la meta de la humanización confiando en la razón y en el uso racional de la ciencia y la técnica y esto en el contexto de un sistema político democrático al ser un sistema que permite autocorregirse en su avance.
Reflexión final
La filosofía moral de Francisco Miró Quesada Cantuarias brilla por la originalidad en la fundamentación racional de la ética y por su preocupación social, su humanismo. En estos tiempos de crisis por la covid-19, es momento de mirar a este filósofo que se ha preocupado por la construcción de la mejor manera de vivir sobre la base de los principios de simetría y no arbitrariedad.
Es tiempo de repensar nuestras instituciones sociales y sistemas jurídicos, quizás disintiendo de lo planteado por nuestro filósofo, pero su filosofía moral nos invita a buscar alternativas a las actuales relaciones sociales injustas que dominan el panorama mundial.
[1] Luis Felipe Alarco, Semblanza de F. Miro Quesada a Lógica, razón y humanismo: Libro homenaje a los 70 años de Francisco Miró Quesada Cantuarias (Lima: Universidad de Lima, 1992), 14.
[2] Francisco Miró Quesada Cantuarias. “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, en Ser humano, naturaleza, historia (México D.F./Buenos Aires/Barcelona: Paidós, 2003).
[3] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 236.
[4] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 236.
[5] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 237.
[6] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 237.
[7] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 249.
[8] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 252.
[9] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 260. También estos planteamientos se encuentran en su trabajo El hombre, el mundo, el destino. Introducción no convencional a la filosofía, Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima, 2003 y en otros trabajos previos.
[10] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 262.
[11] Francisco Miró Quesada Cantuarias, “Ensayo de una fundamentación racional de la ética”, 242.