Publicado el 02 de mayo de 2020

Tecnologías de poder y pandemias : La lepra, la peste y la prevención de la viruela en la obra de M. Foucault

Joao Alfredo Jiménez Salas

Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro del Taller de Derecho Civil «José León Barandiarán». 

1. Introducción

El surgimiento de una nueva enfermedad es un hecho imprevisible, la ausencia de cura, su facilidad de contagio y los medios de transporte masivo intercontinental posibilitan que esta se esparza rápidamente por el mundo, generando miedo y desconcierto ante el nuevo enemigo invisible.

Luego inician las muertes, mientras el número de fallecidos e infectados incrementa el miedo también lo hace. Hoy, la pandemia del Covid – 19 ha ocasionado miles de muertes, se ha extendido a casi todos los países del mundo y ha ocasionado que la mitad de la población mundial esté confinada en sus casas.

Ante la “irracionalidad” de la enfermedad se alza la “razón” del control, de la cuarentena, la medicalización y el uso de la fuerza militar; examinando, estudiando y separando a sanos de enfermos y produciendo todo un aparato de control y de confinamiento de la población.

La pandemia y los mecanismos de control que surgen para controlarla y, sobre todo, para controlar los cuerpos en los cuales la enfermedad se aloja, se moviliza y se transmite posibilitan y exigen una lectura de las circunstancias (antes de la pandemia, durante la pandemia y luego de la pandemia) en clave de tecnologías de poder, que se manifiestan preponderantemente en formas de exclusión, control y prevención. Para tal lectura, considero útil el uso de las categorías elaboradas por Michel Foucault en el estudio de las tecnologías de poder en los contextos del surgimiento de la lepra, la peste negra y durante la prevención de la viruela y así extrapolarlas a las análisis de los mecanismos de control puestos en marcha a causa del Covid – 19 y aquellos que han facilitado la expansión de la enfermedad y el exterminio focalizado de ciertos sectores de la población.

2. El poder

Foucault no plantea una teoría general del poder. A lo largo de las obras que el dedica a dicho fenómeno se encuentra más bien un estudio de las relaciones de poder existentes en grupos que ubican al margen de la sociedad, es decir, a sectores marginalizados que por no ser considerados dentro de los límites de la “normalidad” impuesta por el poder disciplinario (los locos, los delincuentes, los leprosos, los vagabundos y los pervertidos) son excluidos para ser tratados, estudiados, conocidos y medicalizados; de manera que sobre los individuos “anormales” se establece todo un aparato de estudio, así, el poder disciplinario se ejerce convirtiendo al sujeto en un objeto de conocimiento[1].

Sin perjuicio de lo indicado, Foucault sí establece un distingo entre su visión del poder y otros estudios realizados:

El poder no se identifica con el conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de las personas a un Estado, el poder tampoco debe asimilarse a la ley. No obstante, es posible que un determinado grupo pueda hacer coincidir el ejercicio de dominación con sus intereses.

El poder tampoco es un sistema de dominación ejercida por un grupo sobre otro[2].

El poder no implica “propiedad” sobre el mismo, no es algo que se tenga o se pierda, el poder se ejerce. De manera que el poder no responde a un acto de apropiación sino al efecto conjunto de posiciones estratégicas[3].

El poder es una situación estratégica compleja, no deriva de un punto central irradiando a formas descendientes, el poder está en todas partes, es repetitivo, auto replicable y atraviesa otros tipos de relaciones como las relaciones económicas y sexuales[4]. De la obra de Foucault se puede entender que el poder es una acción ejercida sobre otra acción, actual o potencial.

Un concepto interesante brindado por Foucault es el de biopoder, el cual es conjunto de mecanismos por los cuales una especie, constituida en sus rasgos biológicos, puede ser tomada como una política[5]. Este concepto será importante para entender los mecanismos de poder utilizados en la detección, exclusión, tratamiento y manejo de pacientes enfermos que actualmente se utilizan.

Foucault describe que las relaciones de poder se articulan en función a procedimientos de producción de saberes denominados: poder soberano, poder disciplinario y poder de seguridad. Estas formas de articular las relaciones de poder para la producción de saberes es llamada, tecnología de poder y las mismas son desarrolladas por Foucault en función a un periodo específico de la historia, el poder soberano en la edad media, el disciplinario en la edad victoriana y el de seguridad en los tiempos actuales, sin embargo, posteriormente añadió que dichas tecnologías no se distinguen en función a intervalos de tiempo distinguibles sino que muchas veces se superponen una tras otra, siendo posible que en un determinado momento puedan existir varias tecnologías de poder orientadas a diversos fines.

    a) El poder soberano: La lepra

Es el poder sobre la vida y la muerte que posee el soberano sobre sus súbditos, permite al soberano exponer la vida de sus súbditos mediante la guerra o disponer de ella directamente en caso desobedezcan su autoridad, así, este poder se ejerce como correlato a la desobediencia al rey pero se agota al tomar la vida de quien desobedece, es un poder de captación de las cosas, del tiempo, del cuerpo para apoderarse de ellas o para suprimirlas[6].

La respuesta a la infracción del poder del soberano se maneja como una respuesta enérgica que busca componer el orden establecido, ya sea mediante la exclusión, la muerte o el suplicio del individuo. El poder soberano se caracteriza así por establecer una línea entre lo “prohibido” y lo “permitido”, entre lo “legal” y lo “ilegal”, entre aquello que se adecua a la voluntad del soberano, la ley; y aquello que lo contradice.

Foucault pone como ejemplo del poder soberano la exclusión de los leprosos dado en la Edad Media, lo cual se hacía mediante un ritual religioso y  jurídico en el cual se administraba al enfermo los últimos sacramentos, se le daba por muerto civilmente y se le expulsaba de la ciudad. Esta expulsión del enfermo denota otra característica de la tecnología de poder soberano: no controla los cuerpos, dispone de ellos, los expulsa, los mata y puede reducirlos a cenizas, pero este despliegue de poder se agota con la muerte o expulsión.

El tratamiento de la lepra se presenta mediante la marginalización de los infectados, pero demuestra cómo el poder soberano solo se ejerce a través de la separación del individuo de la sociedad.

El poder soberano es una tecnología de poder que no solo se centró en el control de la lepra, el sueño de una ciudad “sana” se extendió a otros sectores poblacionales como los considerados locos, los vagabundos, los enfermos y actualmente se manifiesta en sectores marginalizados como la comunidad latina o afroamericana en los Estados Unidos.

    b) El poder disciplinario: La peste

Foucault señala que el poder soberano como tecnología preponderante cambia con el inicio de la era victoriana, donde el poder se empieza a ejercer a través de los cuerpos de los individuos, se produce así una captura exhaustiva de estos, ya no se expulsa a aquellos que rompen el parámetro de “normalidad” impuesto por el propio poder disciplinario, por el contrario, se le estudia, se produce un desborde de conocimientos científicos acerca de ellos a fin de clasificarlos y controlarlos mejor por medio de un sistema burocrático de control de los cuerpos ordenado jerárquicamente pero sin un centro de poder conocido (a diferencia de lo que ocurría con el soberano). La finalidad del conocimiento y estudio de los cuerpos es producir verdades sobre los mismos, el poder disciplinario crea “verdad”; como se ha indicado antes, la producción de saberes facilita el control. El poder disciplinario se encuentra distribuido en muchas instituciones de confinamiento, control, formación y corrección, como las cárceles, los manicomios, los hospitales y las escuelas.

El poder disciplinario concibe al cuerpo de los individuos como un cuerpo – máquina y como cuerpo – especie. La visión del cuerpo – máquina está relacionada con el estudio del mismo para la maximización de sus fuerzas, el crecimiento de su utilidad, docilidad y su integración a un sistema eficaz de control[7]. Mientras que el cuerpo – especie se relaciona con el soporte de procesos biológicos como la natalidad, el control poblacional, la salud, la longevidad y la expectativa de vida[8]. El sistema disciplinario posibilitó el capitalismo moderno y el proceso de acumulación originaria, la sociedad actual es una sociedad de exhaustivo control sobre los cuerpos y de creación de “verdades” sobre los mismos.

En “Vigilar y castigar” se indica que en los tiempos de la peste negra el tratamiento del enfermo difiere del de la lepra, los individuos no son más expulsados de la ciudad, los enfermos son tratados y controlados dentro de la ciudad a través del estado de cuarentena. A diferencia del poder soberano el poder disciplinario establece un control riguroso de la ciudad, sobre los enfermos; las autoridades administrativas y militares toman el control de la ciudad durante la cuarentena y se les posibilita la entrada a domicilios, saber sobre los contagiados, los muertos y su estado de salud. Ante el “caos” de la peste se alza el “orden” de la disciplina[9].

    c) El poder de seguridad: El tratamiento de la viruela

Finalmente, Foucault define a una tercera tecnología de poder, la cual se diferencia de las otras en que no es un poder coactivo ni disciplinario, sino que busca saber– en el caso del tratamiento de la viruela – “cuántas personas son víctimas de la viruela, a qué edad, con qué efectos, qué mortalidad, qué lesiones o secuelas, qué riesgos se corren al inocularse, cual es la probabilidad de que un individuo muera o se contagie la enfermedad a pesar de la inoculación, cuales son los efectos estadísticos sobre la población en general”[10], señala el autor que a diferencia de la lepra donde se busca excluir, de la peste donde se establece la cuarentena, en la viruela el problema se centra en la erradicación y prevención de la enfermedad mediante la inoculación, el control y la estadística poblacional. Los dispositivos de seguridad, tienen por fin mantener el status quo de las cosas, facilitando que no se interrumpa el proceso de producción capitalista a través de sistemas de autocontrol.

     d) El Covid – 19

La situación actual constituye una buena oportunidad para repensar los procesos en los que se articulan las tecnologías de poder en la sociedad. Las tecnologías de poder no se presentan como fenómenos claramente diferenciados sino que se superponen y coexisten entre sí en una determinada época.

En la sociedad actual las tres tecnologías de poder se articulan en distintos procesos destinados a la imposición de un orden hegemónico, es decir, un poder que controla o anula el ejercicio de otros poderes, que busca: marginalizar determinados sectores de la sociedad (en función a criterios económicos y raciales); conocer, saber y regular a la vida humana para convertirla en fuerza productiva; y, prevenir circunstancias que detengan el sistema de producción, estos mecanismos inciden sobre el cuerpo de los individuos por lo que deviene en ejercicios de biopoder.

El Covid – 19 ha demostrado el fracaso del poder de seguridad como instrumento utilizado para la continuación del modelo de producción capitalista. El análisis poblacional y las medidas de seguridad no impiden el surgimiento de nuevas enfermedades, a lo mucho el control de las ya existentes, esto se ha visto demostrado en la paralización actual de la producción y una eminente crisis económica, algunos aseguran que sería la más grande crisis desde la Gran Depresión.

Asimismo, la pandemia ha significado el retorno de mecanismos disciplinarios de control como la cuarentena, los toques de queda, la militarización de la seguridad interna y el uso de la fuerza como respuesta de una sociedad disciplinaria; se han hecho evidentes mecanismos disciplinarios, similares a los de la peste, en este caso la geolocalización de las personas a través de sus dispositivos móviles y el acceso a los datos personales de las personas que reportan síntomas de la enfermedad[11]. Estas formas de control nacidas de circunstancias excepcionales pueden perpetuarse en un mundo post pandemia, recordemos que Foucault sostuvo que la cuarentena, si bien circunstancia excepcional, es el modelo ideal de una sociedad disciplinada. La disciplina es la condición necesaria de existencia del sistema capitalista, y el capitalismo facilita la proliferación de las técnicas disciplinarias.

Finalmente, el poder de vida o muerte, hoy poder de exclusión, marginaliza a los individuos. Hace unos días leía en las noticias que la población más afectada por la enfermedad en los Estados Unidos es la comunidad afroamericana y latina, que es precisamente una población marginalizada en el marco de una tecnología de poder soberano, no es casualidad que los sectores más vulnerables, ubicados literalmente en los márgenes de las ciudades, sean quienes paguen las mayores consecuencias de la enfermedad.

En Perú, el Covid – 19 ha puesto de manifiesto el impacto de la tecnología de poder soberano sobre la población: los distritos donde se concentra la mayor cantidad de infectados son también los más pobres de la capital y esto no responde a una cultura de desobediencia de la ley sino a que en dichos lugares el aislamiento social (eufemismo de cuarentena) resulta una carga para las personas que viven con una economía de la subsistencia y solo hacemos mención a los infectados, pues en el Perú las cifras oficiales de  muertos por la enfermedad no indican la distribución poblacional de estos.

Entonces, ¿Qué hacer ante esta situación? Considero que un primer paso para una crítica real a los mecanismos de control que gobiernan la sociedad moderna es el conocer cómo actúan y funcionan estos, y sobre la base de este conocimiento saber que donde hay poder puede haber resistencia[12].

[1] FOUCAULT, Michel. “Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión”. Buenos Aires: Siglo XXI. 2003, p. 28.

[2] FOUCAULT, Michel. “Historia de la sexualidad. La voluntad de saber”. Buenos Aires: Siglo XXI. 2007, p.112.

[3] FOUCAULT, Michel. “Historia de la sexualidad. La voluntad de saber”. Ibídem, p.112.

[4] FOUCAULT, Michel. Ibíd., p.113.

[5] FOUCAULT, Michel. “Seguridad, territorio y población”. México D.F: Fondo de Cultura Económica. 2004, p.15.

[6] FOUCAULT, Michel. Ibíd., p.164.

[7] FOUCAULT, Michel. Ibid. p.168.

[8] FOUCAULT, Michel. Ibíd. p.168.

[9] FOUCAULT, Michel. “Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión”. Ibídem, p. 193.

[10] FOUCAULT, Michel. “Seguridad, territorio y población”. Ibídem, p. 26.

[11] https://gestion.pe/peru/minsa-y-essalud-tendran-acceso-a-geolocalizacion-de-infectados-y-sospechosos-con-covid-19-noticia/

[12] FOUCAULT, Michel. Op. Cit., p.117.